El silencio hace mucha falta hoy día. Se habla en demasía, y, por consiguiente,
se habla lo que no se debe, lo que no se sabe, lo que no conviene, apenas por el
hábito de hablar.
En la falta de un tema edificante, o con indiferencia, se
utilizan temas negativos, prejudiciales o sórdidos, envileciendo la propia alma,
calumniando al prójimo y consumiendo energías valiosas. Hay una preocupación
excesiva en hablar, opinar, aún cuando se desconoce el tema.
Se aumenta, la
maledicencia, se confunden las opiniones, se entorpecen los contenidos morales
de las palabras. Si cada persona hablase apenas lo necesario y en el momento
oportuno, habría un saludable silencio en la tierra.
Cuando te traigan opiniones
infelices, reclamaciones, quejas que te dejan mal, no te dejes contaminar por el
morbo de la palabra insensata. Haz silencio delante de observaciones
peyorativas, de asuntos perjudiciales, matando, al surgir, la información
malsana. Hay personas que se autodenominan Fiscales y Jueces del prójimo y no se
detienen a examinar su propia conducta.
“Ven la vara en el ojo ajeno y no la
viga en el propio”.
Raramente, hablan bien, refiriéndose al lado bueno de las
personas y los acontecimientos.
Todas las personas poseen su lado oculto,
evidentemente negativo en unas, y cuánto más admirable en otras. Vivimos en un
momento de la historia colmado de incertidumbres. No solo no sabemos lo que
podrá pasar en cualquier momento sino, lo peor de todo, hemos perdido la
Esperanza de que mejoren las cosas.
Tanta basura por televisión, que acabamos
por creer en ello, contaminarnos, y perder nuestra esperanza por algo mejor.
Y
como somos capaces de adaptarnos, así lo hacemos... y así vivimos de una forma
mediocre!
Saber adaptarse a las circunstancias es una virtud, pero hacerlo por
conformismo es un defecto. ¡Hay que saber a qué nos adaptamos!
El mentiroso cree
que todos mienten. El chismoso siempre va a creer que en su ausencia hablan de
él, pues eso es lo que hace él. Hoy día se da mucha importancia a lo que hacen
mal los demás o se comenta mucho de los accidentes y desgracias que ocurrieron,
pero cuando nos percatamos de alguna virtud en un amigo, colega o pariente,
nunca se lo decimos ni lo comentamos a nadie. Porque? Porque damos por sentado
que eso es lo correcto. ¡Sí!
Es verdad que eso es lo correcto, pero, debemos
valorar y estimular a esa persona a seguir actuando de esa forma, para que ella
nunca cambie.
Por ello, en vez de hablar mal de los demás y chismorrear, un
comportamiento más sano y dignamente humano es valorar lo bueno de cada persona.
En lugar de ver y comentar tantas noticias sobre desgracias, apaga el televisor
y llama a un amigo, los hijos, la pareja, etc. para comentarles sobre el aprecio
que tienes por ellos. Es simple y a la vez efectivo.
Y seguro que sentirás tu
vida colmada por la felicidad, pues aquel que hace un corazón feliz es el
primero en experimentar la dicha. La observación con alta dosis de mala
voluntad, apenas ve lo que quiere y habla de lo que gusta destruir o envilecer.
Por el contrario, la observación con alta dosis de buena voluntad, verá que
quien hace silencio a veces, es porque esta mejorando su propio ser. No opines
mal respecto de nadie, aunque el otro lo merezca.
Tampoco, te dejes enredar los
pensamientos y sentimientos que sientes por alguien, si hablan mal de el o ella.
Si los escuchas y te dejas manipular terminarán por someterte a la opinión que
les parece, armándote contra aquellos con quienes ellos no simpatizan. Será como
si hubieras perdido tu identidad real y estuvieras actuando bajo los paradigmas
de una identidad pobre y mediocre. Hay que esforzarse por creer que en esencia
el ser humano es bueno. El mundo pide esperanza. Y esperanza son semillas que
podemos y debemos sembrar nosotros. ¿Cómo?
Haciendo que nuestras acciones
reflejen esas cualidades. Cada vez que hacemos las cosas basados en la verdad,
cada vez que honramos nuestras palabras, cada vez que ayudamos a alguien de
forma desinteresada, todo ello trae una vez más la esperanza de vida de esa
persona.
Y es solamente a través de nuestro recto actuar al relacionarnos con
los demás, que podemos devolver la esperanza a sus corazones y vida.
Por ello,
Mantener el Silencio y Recuperar la Esperanza es un trabajo de todos nosotros y
comienza por hacer que nuestra conducta se vea afecta por unos cuantos valores
como el amor, el respeto, la integridad, la honestidad, la humildad, la
cooperación, la tolerancia, la dignidad, etc.
¡Hablar bien o mal es un hábito!
Aquel que siempre apunta los errores ajenos erigiéndose en juez de su conducta,
terminará siempre juzgado por Dios que castiga con una vara que no muestra. “El
que este libre de pecado que tire la primera piedra” dijo Jesús. Usa el Silencio
necesario. No la mudez caprichosa, vengadora.
Usa siempre la discreta actitud de
quietud y respeto, mantén siempre la Esperanza, pues esto dará al Tiempo, que es
el Padre de todas las Verdades, la oportunidad de darte cuenta de la verdadera
actitud a tomar y de la verdad de las cosas tal y como son.
El silencio hace
bien aquel que lo conserva y lo cultiva.
La esperanza alienta la fe en nosotros
mismos y en los demás.
Jesús calló mucho más de lo que habló. Y sus silencios
sabios son el testimonio más expresivo de su amor por la humanidad.
“El que
tenga ojos para ver que vea y el que tenga oídos para oír que escuche”
Piensa en
Jesús, cuando seas llamado o incitado a hablar insensatamente e Imítalo....
Ludy Mellt Sekher©
PORTUGUÉS
O SILÊNCIO E A ESPERANÇA
O silêncio faz muita falta hoje em dia. Fala-se em demasía, e, portanto, fala-se
o que não se deve, o que não se sabe, o que não convém, mal pelo hábito de falar.
Na falta de um tema edificante, ou com indiferença, utilizam-se temas negativos,
prejudiciales ou sórdidos, envileciendo a própria alma, caluniando ao próximo e
consumindo energias valiosas. Há uma preocupação excessiva em falar, opinar,
ainda quando se desconhece o tema.
Aumenta-se, a maledicencia, confundem-se as
opiniões, entorpecem-se os conteúdos morais das palavras. Se cada pessoa falasse
mal o necessário e no momento oportuno, teria um saudável silêncio na terra.
Quando te tragam opiniões infelizes, reclamações, queixas que te deixam mal, não
te deixes contaminar pelo morbo da palavra insensata.
Faz silêncio adiante de
observações pejorativas, de assuntos prejudiciais, matando, ao surgir, a
informação malsana.
Há pessoas que se autodenominan Fiscais e Juízes do próximo
e não se detêm a examinar sua própria conduta. “Vêem a vara no olho alheio e não
a viga no próprio”.
Raramente, falam bem, referindo-se ao lado bom das pessoas e
os acontecimentos. Todas as pessoas possuem seu lado oculto, evidentemente
negativo numas, e quanto mais admirável em outras. Vivemos num momento da
história colmado de incertezas.
Não só não sabemos o que poderá passar em
qualquer momento senão, o pior de tudo, perdemos a Esperança de que melhorem as
coisas. Tanto lixo por televisão, que acabamos por acreditar em isso,
contaminar-nos, e perder nossa esperança por algo melhor. E como somos capazes
de adaptar-nos, assim o fazemos... e assim vivemos de uma forma medíocre!
Saber
adaptar-se às circunstâncias é uma virtude, mas fazê-lo por conformismo é um
defeito. ¡Há que saber a que nos adaptamos!
O mentiroso crê que todos mentem. O
chismoso sempre vai crer que em sua ausência falam dele, pois isso é o que faz
ele.
Hoje em dia se dá muita importância ao que fazem mal os demais ou se
comenta muito dos acidentes e desgraças que ocorreram, mas quando nos percatamos
de alguma virtude num amigo, colega ou parente, nunca se o dizemos nem o
comentamos a ninguém. Porque? Porque damos por sentado que isso é o correto.
¡Si!
É verdade que isso é o correto, mas, devemos valorizar e estimular a essa
pessoa a seguir atuando dessa forma, para que ela nunca mude. Por isso, em vez
de falar mal dos demais e chismorrear, um comportamento mais são e dignamente
humano é valorizar o bom de cada pessoa.
Em lugar de ver e comentar tantas
notícias sobre desgraças, apaga o televisor e chama a um amigo, os filhos, o
casal, etc. para comentar-lhes sobre o apreço que tens por eles.
É simples e ao
mesmo tempo efetivo. E seguro que sentirás tua vida colmada pela felicidade,
pois aquele que faz um coração feliz é o primeiro em experimentar a dita. A
observação com alta dose de má vontade, mal vê o que quer e fala do que agrada
destruir ou envilecer.
Pelo contrário, a observação com alta dose de boa vontade,
verá que quem faz silêncio as vezes, é porque esta melhorando seu próprio ser.
Não opines mau respecto de ninguém, ainda que o outro o mereça.
Também não,
deixes-te enredar os pensamentos e sentimentos que sentes por alguém, se falam
mal do ou ela. Se os escutas e te deixas manipular terminarão por submeter-te à
opinião que lhes parece, armando-te contra aqueles com quem eles não simpatizam.
Será como se tivesses perdido tua identidade real e estivesses atuando sob os
paradigmas de uma identidade pobre e medíocre. Há que se esforçar por crer que
em essência o ser humano é bom.
O mundo pede esperança. E esperança são sementes
que podemos e devemos semear nós. Como?
Fazendo que nossas ações reflitam essas
qualidades. Cada vez que fazemos as coisas baseados na verdade, cada vez que
honramos nossas palavras, cada vez que ajudamos a alguém de forma desinteressada,
tudo isso traz uma vez mais a esperança de vida dessa pessoa.
E é somente através
de nosso reto atuar ao relacionar-nos com os demais, que podemos devolver a
esperança a seus corações e vida. Por isso, Manter o Silêncio e Recuperar a
Esperança é um trabalho de todos nós e começa por fazer que nossa conduta se
veja afeta por uns quantos valores como o amor, o respeito, a integridade, a
honestidade, a humildade, a cooperação, a tolerância, a dignidade, etc. ¡Falar
bem ou mau é um hábito!
Aquele que sempre aponta os erros alheios erigindo-se em
juiz de sua conduta, terminará sempre julgado por Deus que castiga com uma vara
que não mostra.
“O que este livre de pecado que atire a primeira pedra” disse
Jesús. Usa o Silêncio necessário.
Não a mudez caprichosa, vingadora. Usa sempre
a discreta atitude de quietude e respeito, mantém sempre a Esperança, pois isto
dará ao Tempo, que é o Pai de todas as Verdades, a oportunidade de dar-te conta
da verdadeira atitude a tomar e da verdade das coisas tal e como são.
O silêncio
faz bem aquele que o conserva e o cultiva.
A esperança alenta a fé em nós mesmos
e nos demais.
Jesús calou bem mais do que falou. E seus silêncios sábios são o
depoimento mais expressivo de seu amor pela humanidade.
“O que tenha olhos para
ver que veja e o que tenha ouvidos para ouvir que escute”
Pensa em Jesús quando
sejas chamado ou incitado a falar insensatamente e Imita-o....
Ludy Mellt Sekher©
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